La imagen con la que se abre esta entrada está tomada del último arco argumental del Sandman de Neil Gaiman, The Wake (El velatorio), donde entre otras cosas asistimos al funeral de Morfeo1. Lógicamente, el funeral del Señor de los Sueños tiene lugar en un sueño, en este caso un sueño compartido por todas las criaturas vivas del universo.
En la viñeta elegida vemos a Superman, Batman y el Detective Marciano. Dado que los tres están en un sueño, se supone que la que está al mando es su mente irracional, libre por tanto de ataduras y cortapisas, y es de suponer que entonces se ven a sí mismos tal como son de verdad, sin disfraces, excusas ni justificaciones.
Que Superman aparezca como Clark y Bartman como Batman, es por tanto importante. Gaiman nos está mostrando, sin necesidad de decirlo, cómo se ve cada uno a sí mismo, cuál es la persona real que hay bajo el disfraz. En el caso de Superman no es el héroe ni el aliénigena, sino el humano. En el caso de Batman, la máscara ha devorado a la persona hasta el extremo de que la máscara es ahora la persona.
Siempre me pareció un detalle maravilloso por parte de Gaiman. Y una excelente muestra de su talento narrativo: la imagen nos muestra algo importante mientras los diálogos se limitan a hacer un chistecito que no parece tener nada que ver sobre el asunto… pero que lo tiene, ya que el chiste va sobre la identidad.
Esa fue mi interpretación de la viñeta cuando leí el cómic en cuestión. Interpretación que no ha variado a lo largo de los años.
Sin embargo, según algunas «mentes pensantes» esa interpretación no debería ser válida.
¿Por qué?
Muy sencillo, Gaiman ha comentado en una entrevista que a esa viñeta le falta parte inferior (recortada por problemas de composición de la página) y se pierde entonces el efecto que pretendía, que no era otro que mostrar la capa de Superman asomando bajo la chaqueta de Clark.
¿Habría llegado yo a mi interpretación de haber estado la viñeta completa? Tal vez sí, pese a todo, aunque quizá lo de la capa asomando me habría hecho dudar y llegaría tal vez a la conclusión de que el funeral de Morfeo ha pillado a Superman en el equivalente superheroico a una de esas pesadillas en las que vamos por la calle desnudos o en paños menores y todos nos señalan.
Solo que…
Interpretar la viñeta usando lo que no llegó al cómic publicado es trampa. Es, de hecho, una trampa enorme. Los pentimenti están muy bien para el análisis artístico de una obra, pero tenerlos en cuenta para su interpretación es equivalente a guardarse un as bajo la manga en una partida de póquer. Lo único que debe tener en cuenta el estudioso a la hora de analizar una obra es la obra en sí misma tal como se hizo pública. Lo que quedó por el camino no puede contar a la hora de interpretarla por la simple y sencilla razón de que, bueno, de que quedó por el camino.
Usando la misma lógica, las explicaciones posteriores del autor a su obra no sirven tampoco para la interpretación de esta. Cualquiera con una mínima capacidad de introspección y autoanálisis que haya escrito una novela, por ejemplo, sabe perfectamente ciertas cosas:
- La obra está llena de cosas que el autor es incapaz de ver porque está demasiado cerca. Igual que no somos los mejores jueces de nosotros mismos, tampoco lo somos de algo tan íntimo como nuestra obra.
- La mente del autor tiene tan claro lo que quería poner en su obra que lo ve, aunque no esté allí. Es la misma lógica por la que uno no es buen revisor de sus propios textos: en una frase en la que, por ejemplo, falte un «que», lo más probable es que el autor lo vea en ella porque espera encontrarlo allí.
- Una parte importante del trabajo literario lo hace la mente inconsciente, lo que significa que ni siquiera el autor sabe realmente todo lo que puso en su obra porque no tiene acceso consciente a ello.
- Incluso en el improbable caso de que el autor vea su obra con claridad, no se engañe respecto a lo que ha puesto en ella y conozca a fondo su subconsciente, eso no importa: al final ha armado un artefacto que, por su propia dinámica y construcción, esta siempre sujeto a a interpretación. Casi diríamos que existe para ser interpretado.
¿Significa eso que no podemos tener en cuenta lo que dice el autor sobre su obra cuando habla de las circunstancias en las que nació, la idea que le hizo ponerse en materia o los temas que deseaba tocar?
No. Significa que todo eso es válido para saber cómo ve el autor su propia obra. Pero el autor, una vez terminado y publicado su trabajo, se convierte en ese momento en un lector más y su interpretación es, simplemente una interpretación más. No existen puntos de vista privilegiados en la interpretación de una obra de arte.
Si la obra (la imagen, el texto, la narración, lo que sea) permite que esta sea interpretable como «X», «X» es una interpretación totalmente legítima, por mucho que la interpretación del autor sea «Y».
Umberto Eco lo dijo de una forma mucho más sucinta que yo:
- Una novela es una máquina de generar interpretaciones.
- El autor debería morirse una vez terminada la obra, para allanarle el camino al texto.
Tenedlo en mente la próxima vez que, en una discusión sobre lo que significa una obra o de qué va o cuáles son los temas que trata o a qué género pertenece, alguien salte con «el autor dice que patatín». Lo que dice el autor sobre su obra no es ni más cierto ni más legítimo ni más correcto que cualquier otra interpretación, siempre y cuando esta esté apoyada en la propia obra y construida a partir de ella.
Por tanto, mi interpretación de esa viñeta es totalmente «correcta2» y perfectamente legítima. Como la que pueda tener cualquier otro lector del mismo tebeo.
NOTAS
- Sí, Morfeo muere al final. Asumo que estoy autorizado a hacer espoilers de un tebeo que tiene casi treinta años. Si crees que no, y basas todo tu disfrute de una obra en que no te cuenten el final y que esa idiosincracia tuya es un derecho inalienable, te puedes dar media vuelta y volver por donde has venido. ↩︎
- Y, en realidad, ni siquiera contradice la idea original del Gaiman con la capa asomando por debajo, ya que se puede interpretar que la pesadilla es el miedo a perder esa humanidad que tanto valora y que los demás lo vean como un alien, como alguien ajeno. Pero que contradiga o no la idea original del autor es, en el fondo, irrelevante. ↩︎