Procuro no entrar en estas polémicas en las redes. Me refiero al tema de las llamadas «IA generativas1» y lo buenas o lo malas que son, lo éticamente correcto o incorrecto que es usarlas. No porque tenga una posición equidistante al respecto (que no la tengo, como podéis comprobar leyendo esto), sino porque no me gusta el modo crispado en que se está discutiendo, con un bando básicamente acusando al otro de que se merece el infierno por lo que hace y sin pararse ni medio segundo a escuchar los argumentos del oponente, no digamos ya rebatirlos. Encima parece de cajón que si respondes a ciertos parámetros ideológico-vitales (eres progresista y con inquietudes creativas o artísticas) debes estar en contra del uso de la IA generativa o eres un maldito cabrón al que, si alguien encuentra desangrándose a un lado de la carretera, no solo no hay que ayudarlo, sino que mejor le pisas la cabeza.

Ante ese tipo de reacciones (especialmente en Twitter —o como la llame ahora el tontolculo con demasiado dinero que la posee—, red mucho más crispada y tendente a la simplificación salvaje y las tomas extremas de posicionamiento que Facebook) mi respuesta ha sido siempre no entrar en la discusión. Dejé clara mi opinión sobre el asunto en la entrada enlazada algo más arriba y cuando alguien intenta provocarme para que me posicione, le doy un link a ella y listo. Eso me ha hecho perder algunos seguidores y ganarme varios bloqueos, pero ha contribuido bastante a mi tranquilidad de ánimo y a evitarme crispaciones innecesarias.

Sin embargo, cuando me encuentro con un artículo periodístico tan tendencioso y tergiversador como el que publica elDiario.es en su edición del 14 de marzo de 2024 y que podéis leer íntegro pinchando aquí, no me queda otra que reaccionar.

Empieza el artículo criticando la portada de un libro sobre Juana de Arco publicado por la editorial Destino, perteneciente al grupo Planeta. No seré yo quien defienda esa portada. Es mala; siendo muy generosos, es de calidad mediocre, independientemente de que haya sido realizada a través un prompt a una IA o manualmente por un humano.

Hasta ahí nada que objetar. Y si el artículo se centrase en la calidad descendente de las portadas2 por parte de los grandes grupos editoriales y en cómo el capitalismo se está preocupando mas de abaratar los costes en ese terreno que en obtener buenos resultados gráficos, pues posiblemente tendría poco que decir al respecto.

Pero no, el artículo es un furibundo ataque contra cualquier intento de utilizar comercialmente las IA para generar imágenes. Bajo la apariencia inicial de dar una noticia y explicar una situación, lo que se oculta es un puro artículo de opinión con un sesgo tan extremo hacia un lado que por ninguna parte aparece ni una sola afirmación, argumentación o declaración de alguien que no esté en contra de ese uso, creando de ese modo en la mente de los lectores la idea de que tal opción es indefendible y carece de argumentos a favor.

Es un tipo de manipulación que podría esperar de, no sé, OK Diario3, pero cuando la encuentro en un lugar como elDiario.es me duele.

El artículo ahonda una y otra vez en la idea de que se debe detener el uso comercial de las IA para generar imágenes porque «roba imágenes de otros autores»:

Afirmación que no solo no se demuestra, sino que en cierto momento del texto, una de las personas entrevistadas, creyendo rematar con contundencia esa idea, manifiesta en realidad todo lo contrario:

Repito por si no queda claro. Las IA toman ilustraciones sin pedir permiso a los autores y, examinándolas, aprenden pautas para crear nuevas ilustraciones.

Suena como muy parecido a lo que hacen los humanos. De hecho, diría que suena idéntico.

Que yo sepa, si quiero aprender a dibujar o pintar estudiando la obra de este artista, ese otro o aquel de más allá ni tengo por qué pedirle permiso ni, si me apuras, pagar por ello, sobre todo si las obras de ese artista las ha colgado él mismo en internet como muestra gratuita de su trabajo; muestra que cualquier humano puede mirar, examinar, analizar, aprender ciertas pautas y crear sus propias ilustraciones.

Así que curiosamente, el mismo acto (aprender a partir de material colgado en la red de forma gratuita) es lícito cuando lo hace un humano, pero es un atropello a los derechos del artista cuando lo hace una máquina.

Pero no terminan ahí las mentiras del artículo:

O sea, se intenta vender la moto de que la IA genera imagenes «clónicas», hechas como en una producción en cadena y que, por tanto, carecen de personalidad y variedad. Todo lo que genera una IA tiene el mismo aspecto y la misma apariencia.

Sin embargo, basta ver estas capturas de Midjourney (tomadas del contenido que este muestra al azar en portada cuando cargas su página) para darnos cuenta de lo falso de esa idea:

De hecho, si navegas un poco por Midjourney te encuentras el mismo rango de variedad (y sí, de calidad) que puedes encontrar en una web que exponga el trabajo de ilustradores humanos que hayan realizado su trabajo sin usar IA de ningún tipo4. Hay cosas estereotipadas y clonadas unas de otras, hay cosas carentes de originalidad, hay cosas mal realizadas y hay cosas originales, bien realizadas y distintas.

Y creativas. Como ya he explicado más de una vez puede que la IA en sí misma no sea creativa. Pero lo es el humano que escribe el prompt, lo refina, y luego refina los resultados y crea un nuevo prompt sobre estos e incluye la imagen de una generación anterior junto con el nuevo prompt y está una y otra vez buscando lo que quiere hasta que lo consigue. Del mismo modo que la máquina de fotos no es creativa, sino el fotógrafo que está detrás, la IA no es creativa, en efecto, lo es el humano que está detrás y él es autor del resultado final, igual que el autor de la foto es el fotógrafo y no la cámara. Y, como ocurre con la fotografía, donde la mayoría de las personas se limitarán a apuntar la cámara y apretar el botón y solo unos pocos buscarán la luz, el encuadre y la exposición adecuada, la mayoría de las personas que genera imágenes mediante IA se conforman con lo que esta les da tras haber tecleado lo primero que les pasó por la cabeza y solo unos pocos se currarán lo escrito y refinarán los resultados.

Todo lo antedicho me lleva a preguntarme si detrás de toda esta indignación lo que hay, más que una lucha por los artistas y sus derechos, es simplemente una pelea por lograr una buena parte del nuevo pastel, se tenga derecho a esa parte o no.

Es una aspiración legítima, que conste… siempre y cuando para conseguir ese objetivo no se mienta en el proceso. Y lo cierto es que cada vez que algún abanderado ante IA repite el mantra de «las IA roban el trabajo de ilustradores» o afirma que el resultado producido por las IA es mediocre, sin variedad y sin personalidad está faltando a la verdad5. Y, lo siento, pero desde mi personal, subjetivo e intransferible punto de vista si para defender tu causa tienes que mentir, o tu causa es una mierda o eres una mierda de defensor de tu causa… o ambas cosas.

Hay aspectos de la forma en que trabajan las IA generativas (todo lo referente al microetiquetado, por ejemplo) que considero poco ético, en efecto, y así lo detallo en el artículo que enlazo al principio. Pero la idea de «las IA roban a los artistas» no solo es falsa, sino que además es mentira. O, si es cierta, los aprendices de ilustradores humanos también roban a los artistas y, por tanto, habrá aplicarles las correspondientes sanciones.

Lo siento, pero llevo muy mal los dobles raseros.

Y llevo peor cuando se confunde «me perjudica» con «es inmoral». Son cosas muy distintas. Y me gusta creer (así de ingenuo soy) que somos lo bastante adultos y maduros para diferenciar ambas cosas.

NOTAS:

  1. El entrecomillado es deliberado. No porque no considere generativas a estas IA, sino porque el término IA me parece un mal chiste. No son, por mucho que a la industria le encante llamarlas así, verdaderas inteligencias artificiales. El nombre es, simplemente, puro marketing. Que, por desgracia, funciona. ↩︎
  2. Y no solo de estas, sino de todos los aspectos que rodean la edición de un libro. Hablemos de una vez de cómo los grandes grupos editoriales apenas inviertan ya en revisores de texto (sea para libros escritos originalmente en castellano, sea para traducciones) o incluso en revisión de galeradas. La corrección de viudas y huérfanas es, en el mundo de las grandes editoriales, algo que ni está ni se le espera, por ejemplo.
    Y, de paso, hablemos de que son los medianos y a veces los pequeños editores los pocos que aún se preocupan por esas cosas mientras los lectores priefieren leer best-seller mal escritos, peor traducidos y maquetados por un mono borracho siempre que los publique una editorial conocida o el nombre del autor (si es que es de de verdad el autor, algo dudoso muchas veces) les suene de haberlo visto en la tele o en las redes. ↩︎
  3. Aunque de un modo bastante menos sutil, seamos sinceros ↩︎
  4. O sin saberlo. Desde hace algún tiempo hay pequeñas funciones de Photoshop que se realizan mediante IA. Y en concreto, la herramienta de «Relleno Generativo» que ha implementado en la versión de 2024 tiene detrás una IA generativa. Sin embargo, es curioso, no veo legiones de ilustradores cargando contra Adobe por haber incorporado eso a su software de edición fotográfica. ↩︎
  5. Quiero creer que la inmensa mayoría por puro desconocimiento. Les han vendido esa idea y se la han creído sin más, sin pararse a analizar de verdad el proceso por el que las IA generan imágenes. ↩︎